Se trata de un problema de salud más extendido de lo que parece y poco conocido en nuestros días. La zaragozana María Úcar, de 35 años, detectó su bruxismo hace más de diez años cuando su marido le explicó que por las noches hacía ruido apretando los dientes. Aunque al principio no le dio mucha importancia debido a que desconocían sus causas, hace un par de años comenzarían los problemas y caídas de algunas piezas dentales, los dolores y los bloqueos en la mandíbula.
“Tras comentarlo con algunos conocidos me dijeron que podía tratarse bruxismo, por lo que fui al dentista. Allí me confirmaron lo que me pasaba”, explica. Se trata de un hábito que se realiza de manera inconsciente, habitualmente por las noches, y que consiste en apretar y rechinar los dientes, provocando una serie de ruidos y un desgaste que, al tiempo, pasa factura.
Pronto le recomendaron que utilizara una férula de descarga a la hora de dormir. Se trata del tratamiento más frecuente y eficaz que se conoce en la actualidad contra el bruxismo. Consiste en una especie de placa de plástico hecha a medida y que es “parecida a un protector de dientes de boxeo", explica Úcar. "A mí no me sirve de mucho porque del mismo movimiento se me acaba cayendo”, lamenta.
En su caso, también le recomendaron que se apuntase a yoga para tratar de rebajar el nivel de estrés, uno de los principales causantes de este mal hábito. Además, la zaragozana ha descubierto que dos de sus tres hijos también han comenzado a mostrar algunas señales de lo que podría ser inicio de bruxismo. “El mayor, que ahora tiene 10 años, lleva desde los 6 con algunos problemas, pero al ser tan pequeños no pueden ponerse la férula porque no tienen los dientes todavía formados y eso es un problema”, lamenta su madre.
Además, la zaragozana asegura que se trata de una enfermedad muy desconocida y a la que no se le da la importancia que se merece: “Al final, el dolor es una molestia constante que también te afecta al descanso y a la digestión, ya que no puedes comer correctamente”.
Por su parte, desde el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Aragón afirman que no se trata de un problema nuevo, aseguran que ha habido un repunte favorecido por distintos factores derivados de la crisis, nuestro ritmo de vida y otros hábitos relacionados con la alimentación y la salud.
“El mayor problema de este mal hábito es que se hace de manera inconsciente, mientras dormimos; algo que dificulta su detección y va produciendo una serie de desgastes e incluso fisuras o fracturas en las piezas dentarias que tendrán que retirarse y cambiarse” explica Luis Rasal Ortigas, presidente del colegio aragonés.
Además, se trata de un problema que afecta a pacientes de todo tipo, sin diferenciar entre sexo ni edad. “Es cierto que hemos detectado un ligero repunte en los más jóvenes, ya que los niños han experimentado un aumento del estrés debido al incremento en su actividad diaria así como del nivel de competitividad en el que conviven. Esta forma de apretar los dientes es una manera inconsciente de descargar todo este estrés”, indica.
Aunque se trata de un fenómeno que viene de largo, y del que comenzó a hablarse desde hace 20 o 25 años, Rasal asegura que a raíz de la crisis algunos factores han empeorado la situación, como la reducción de visitas al dentista por parte de los aragoneses o un empeoramiento de los hábitos de vida saludables, la alimentación, o el aumento del estrés.
Además, existen una serie de factores que pueden indicar de manera externa si nos encontramos ante un perfil propicio para desarrollar bruxismo, como tener una mandíbula cuadrada y el hueso muy reforzado. Sin embargo, insiste, se trata de algo "que se puede apreciar en una revisión habitual”. “La recomendación que la gente se tome las cosas con tranquilidad y que procure no faltar a su revisión anual con el dentista para poder detectar a tiempo estos desgastes y la musculatura de la mandíbula”, asevera.
